Trébede

lunes, septiembre 24, 2007

VARIEDAD

Necesitaba romper con la monotonía y cambiar un poco las costumbres, todo se convierte en previsible y llega a aburrir. El sábado empecé bien el día, mejor dicho, acabé bien el viernes cuando en el trabajo me dijeron que el sábado no trabajaba. BIENNNNNNN

Con la buena noticia en las manos, salí del trabajo con un peso menos en la espalda, llevaba unos días sin librar y eso puede con el ánimo de cualquiera. La noche del viernes la pasamos en casa tranquilos, cena y un poco de tranquilidad.

El sábado decidimos ir de compras y reponer un poco nuestro desnutrido frigorífico, el pobre era blanco nuclear por dentro y por fuera. Fuimos hasta Palencia y acabamos en un centro comercial, pero sin agobios aunque parezca mentira.Una vez hechas las compras de lo más tranquilos, nos fuimos a comer y hablamos, hablamos y hablamos. Volvimos a casa y una siesta reparadora nos puso las pilas para la noche que se avecinaba.

Quedamos con unos amigos para ir a cenar, a Valladolid nada menos, una hora y pico de carretera para salir de fiesta; pero mereció la pena. Nos vimos allí con nuestros amigos y nos fuimos de vinitos antes de la cena, la zona muy buena, los bares me gustaron mucho por la clientela y por lo bien decorados que estaban. Así que en buena compañía llegamos a la cena, el sitio estaba muy cerca y era acogedor; las chicas que nos atendieron eran simpáticas y nos hicieron la cena de los más llevadera, no queríamos irnos de allí. La comida era buenisima, la conversación de lo más entretenida y la gente también, ¿qué más se puede pedir?.

El resto de la noche fueron un montón de risas en varios bares, nos pasó de todo pero es largo de contar, hubo sorpresas, encuentros inesperados y mucha alegría. Ojalá todas las noches de fiesta fueran así aunque lo peor fue regresar a casa y darse una paliza de coche. No lo hicimos muy tarde y me turné con Valen para conducir, así que casi ni nos enteramos.

El domingo teníamos comida con la familia y yo la verdad estaba aún cansada por la juerguecita anterior. Así que pasamos un día tranquilo y nos repusimos para empezar el lunes con fuerza y alegría renovada.

Y así ha sido, con poco se levanta mi ánimo, pero la verdad, es que me siento nueva. A veces hay que variar un poco y ya es suficiente para cambiar de vida, aunque sea por unas horas.

5 Comments:

Blogger J77 said...

Esos fines de semana si que merecen la pena, en los que cabe todo y todos.

Besos mil.

7:32 a. m.  
Blogger Javier Romero said...

Sí, sí... últimamente mis fines de semana se parecen al que acabas de describir. Sin llegar a demasiado jolgorio (que no tengo demasiado aguante) y con mucha improvisación.

En unos pocos fines de semana hemos decidido vestirnos de corsarios y abordar la ciudad. ¡Los disfraces empiezan a cocerse en breve!

Un beso

8:34 a. m.  
Blogger Elena Casero said...

Siempre es bueno romper con la monotonía diaria. Valladolid es una buena ciudad para ir de cena y de tapas.

Un abrazo

5:57 p. m.  
Blogger Meri said...

En la vida es inevitable la rutina.

Por eso mezclar en ella momentos como esos hacen que el equilibrio perfecto entre la estabilidad que supone estar asentado en un lugar y las emociones y sentimientos positivos que quedan despues de hacer una pequeña escapada a la rutina, nos dejen una sensacion de poder comerte el mundo. Es buenisimo depurar la mente..

Disfrutalo guapa! Muchos besitos

10:34 p. m.  
Blogger Zebedeo said...

Totalmente de acuerdo, a veces hay que reinventarse un poco para tomar aire y variar. Cuando lo haces te sientes como nuevo y lleno de energía.

Se nota que te ha sentado bien :)

12:31 p. m.  

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