Trébede

lunes, junio 07, 2010

LA BRISA DEL MAR


Desde el comienzo del blog, siempre he hablado de lo mucho queme gusta el mar, caminar por la playa y de esa atracción fatal por todo lo relacionado con el ese mundo que me queda un poco lejos y que disfruto menos de lo que me gustaría.


Este finde ha sido uno de los mejores que he pasado en mucho mucho tiempo, el motivo fue mi cumpleaños y la celebración romántica fue en la costa de Asturias, en Llanes, junto a Valen. No voy a olvidar estos dias, no hicimos nada especial, pero todo ha sido diferente, divertido y lleno de tranquilidad y de cariño. He recibido la energía del mar y vengo llena de alegría y con ganas de repetir en breve.


La playa de Poo de Llanes es preciosa, el tiempo no fue muy bueno, pero el paseo al amanecer por la arena, con los pies congelados por el agua fría del mar y la brisa, no lo cambio por nada del mundo. Una suerte para los que viven allí y lo disfrutan a diario, para nosotros un recuerdo cargado de buenos momentos.

jueves, mayo 13, 2010

CALLE SOLEDAD


Vivir en un barrio alejado o en la ultima casa de la calle, como es mi caso, tiene sus ventajas. Nadie te quita el aparcamiento y como esto es un pueblo, vives en contacto con el campo porque lo tienes a pocos metros de casa. Mis vecinos de al lado son bastante jóvenes y con tres hijos, así que la zona de mi casa en un no parar de coches y alboroto casi a diario, lo cual se agradece.


Ayer me he dado cuenta de que en mi barrio vive mucha gente mayor. Casi todos pasan de los setenta años y son viudos o solteros y viven solos.


Ya se que esto parece una estadística pero es la verdad, por lo menos hay ocho personas en esta situación. A veces pasan varias semanas sin que vea a ninguno de ello; es mas, pueden pasar mil cosas en sus casas sin que el resto de vecinos nos demos cuenta.


La soledad bien llevada o elegida puede ser un regalo, pero a cierta edad, la soledad me da muchisima pena. Ya se que es posible que ellos estén a gusto y no se sientan mal. Pero la verdad es que cuando vuelvo a casa y atravieso su calle, no puedo dejar de pensar en el silencio que me llega, en todas las persianas bajas y en la ausencia de coches a su puerta. Solo queda la luz de las farolas, el asfalto frío y una ráfaga de viento cargada de soledad que parece atraversarlo todo...

martes, abril 27, 2010

LA VENDA

Cada día vemos en la televisón, en las noticias; como suceden cosas a nuestro alrededor y respondemos a estos sucesos como si nada fuera con nosotros. Me asusta ver como un mendigo muere en la calle y hasta que no han pasado dos horas desde que el pobre hombre fue a parar al suelo, nada ni nadie se inmuta.

Pegan a una chica en el metro y nadie se mueve; vemos un mendigo en la calle y hacemos la maraton para no cruzarnos con el. Vemos a miles de niños que mueren de hambre o que mal viven en orfanatos inmundos en cualquier parte del planeta y solo se nos ocurre decir "que pena".

Me incluyo en esta generación que pasa de todo y de todos y que mira para otro lado cada vez que la injusticia, el desamparo o la vida misma cruza delante de nuestra cara y no hace ver la realidad. Esa a la que volvemos las cara y seguimos con nuestra venda en los ojos para así pensar que nada esta pasando.

martes, abril 20, 2010

A NIVEL DE TIERRA

Siempre me acuerdo de una frase que mi abuela repetía en muchas ocasiones "En esta vida, el tiempo pone cada cosa en su sitio". !Madre mía, cuanta razón en tan pocas palabras!

Hace unos días me preguntaba como es posible que la gente no sufra por nada o cuando surja un problema parece que nada les afecta, incluso cuando se trata de sus seres mas queridos. Puede que yo sea demasiado sensible y casi todo lo que me pasa durante el día me parezca interesante o me afecte. No me gusta esa coraza de piedra que hace que todo rebote al golpear y salga despedido en cualquier dirección sin importar a quien golpee.

Como bien decía mi abuela, todo se pone en su sitio, y al final antes o después esos muros acaban cayendo y lo peor es que hacen daño, porque caen hacia dentro. No me alegro del mal ajeno, pero me reconforta que también son tan humanos como yo.

Aquí estoy, he madrugado porque a la "amurallada" en cuestión se le ha caído el castillo encima y hoy no ha podido levantarse. No me alegro, todo lo contrario, ayudare en lo que pueda; pero me reconforta saber que no soy yo la rara, simplemente que la vida de vez en cuando nos pide que nos paremos a descansar y dejemos que la mente se libere un poco, dejando caer alguna lágrima y hace que pongamos los pies en el suelo, que es donde tienen que estar...a nivel de tierra.

jueves, abril 15, 2010

VOLVER

Volver, como bien dice ese tango que tanto me gusta y del que tomo prestado el titulo; vuelvo a abrir esta ventana al mundo a la que hace ya tiempo que no me asomo.
La vida , a veces, te supera con trabajo y obligaciones y no sabes muy bien como vas a responder, si el animo te acompañara o si simplemente te has dejado llevar por la pereza.

La verdad es que un poco de todo lo anterior es lo que ha pasado, pero vuelvo con ganas y con ilusión y con la cabeza llena de ideas y de cosas por contar y por descubrir. Gracias a los que habéis preguntado por mi ausencia y a los que pasaron por aquí a la espera de un nuevo post.

Porque merece la pena seguir dando la bienvenida a la cotidianidad de cada día de este rincón, por eso, de nuevo estoy aquí....agradecida e ilusionada. GUBIA.

martes, marzo 24, 2009

VECINOS


La semana pasada fue triste, las malas noticias llegaron sin avisar; el martes tomaba un café cuando me comentaron que una de mis vecinas de mi anterior barrio había muerto.


Al principio no me enteraba o no quería hacerlo, cuando me dijeron quién era, me quedé helada; una y otra vez pedí explicaciones y me comentaron que fue de repente y sin esperarlo.


La verdad es que parte de mi infancia se ha ido con ella y sentí un escalofrío que duró todo el día, mientras recordaba todo lo que vivimos en esos años pasados.


Cuando mis padres se casaron se fueron a vivir allí y mis vecinos de la casa de al lado eran en aquel entonces una pareja que rondaba los cuarenta años y tenía dos hijas adolescentes. La amistad nació al momento y nos vieron nacer a mi hermano y a mí.

Fueron para nosotros unos tíos más, yo me crié en su casa, todos los días bajaba unas cinco o seis veces y compartía con ellos el día a día.


Recuerdo que él volvía cada tarde de la fábrica y se bajaba de la bicicleta para montarme en el pedal y dar un paseo por el patio, aparcábamos la bici y cogíamos un porrón de vino para la cena. Volvíamos a su casa y en la cocina, su mujer me daba unas patatas fritas con forma redonda, hasta que no cumplía ese ritual yo no me iba a casa. Cocinaba muy bien y de hecho, mi madre hace las patatas con una hojita de laurel, tal y como ella las hacía.


Quedan lejos los día en los que comía en mi casa a toda prisa para bajar las escaleras y llegar a casa de los vecinos para tomar la manzanilla con él. Mis heridas siempre se curaban en esa casa, "tu no me cures que no sabes" le decía a mi madre, mientras bajaba un vez más las escaleras. Veía con José las actuaciones de Diango en la tele y me tumbaba en el suelo de la glorieta a jugar mientras ellos veían la televisión.


Como siempre me ha gustado el goloseo, con cuatro años robaba a mi madre las pastas y galletas y las escondía debajo de la chaqueta, mientras corría escaleras abajo a casa de mis vecinos para disfrutar de mi botín sin que nadie me diera una riña. Cuando ellos me veían alucinaban porque era una enana que llena de picardía huía con mi tesoro; cuando se lo contaban a mi madre, pues ella alucinaba todavía más.


Con los años llegaron las bodas de sus hijas y sus yernos fueron nuestros compañeros de juegos, de estudio y unos "sufridores" que aguantaron tener a un incordio de niña que no salía de aquella casa. Llegaron los nietos cuando yo era una adolescente y el trato siguió y el cariño se fue haciendo cada vez más y más grande.


Pero como todo en la vida, se va evolucionando, se cambia aunque no se quiera y llegó el momento de irnos a otra casa, cambiamos de barrio y lo hicimos a uno mucho más alejado. La distancia no influyó para que siguiéramos con la amistad y nos veíamos a menudo aunque el roce diario ya no lo vivíamos; a todos nos costó mucho acostumbrarnos a vivir en otro sitio sin tener su compañía. Hace trece años que nos cambiamos de casa y aún recuerdo cada momento,de esos veinte años que compartimos.


Como sus hijas no vivían aquí ellos viajaban para ayudarlas y ver a sus nietos, la vida seguía su curso y con la jubilación los días pasaban tranquilos.


Pero como la vida siempre guarda una sorpresa más, llegó un día hace tres años en que nos dieron la noticia de la muerte de José de forma repentina, cuando mejor se encontraba y sin que nadie lo pudiera esperar. Sentí mucho su muerte y los recuerdos se agolparon como lo hicieron el martes pasado.


Ella no volvió a ser la misma y a pesar de irse a vivir con sus hijas y nietos y de los ánimos que recibía, no superó la muerte de su compañero de viaje y tal y como hizo él cuanto nadie lo esperaba, murió la semana pasada.


Con ellos se ha ido parte de mi infancia y se han quedado todos los recuerdos. Volver a su casa el día del entierro y despedirme me costó un buen disgusto porque cada rincón guardaba una sonrisa, una anécdota y un poco del cariño con el que vivimos allí.

Sus hijas me comentaban que para ellos fuimos sus "primeros nietos" y que todo lo que vivimos entre aquellas paredes seguirá formando parte de nuestra vida, a pesar de que la casa esté vacía.


No olvidaré los años que pasé con ellos y agradezco que de entre todos los vecinos que pude tener me tocara por suerte compartir mi infancia con ellos...

lunes, marzo 16, 2009

MARZO

El cambio de estación está próximo y los cambios en mi vida irán sucediendo a partir de ahora; somos un miembro más en la familia y estamos todos muy contentos, tengo un sobrino, se llama Marcos y es morenito, dormilón y muy guapín.
Es una de las alegrías que ha llegado con el buen tiempo y ya tengo ganas de volver a verlo y de que crezca un poco para poder achucharlo contra mí y jugar, y reír...

Por otro lado, está la marcha de Valen, ya queda poco tiempo, puede que sea en dos meses, en tres o algo más, seguimos con la incertidumbre y con las ganas de saber algo concreto para pensar en qué pasará a partir de ahora y organizar un poco nuestra vida. No quiero pensar en su marcha y en lo difícil que me va a resultar no tenerlo cerca en cada momento, la distancia es complicada, pero de momento no hay alternativa. y todo apunta a que la distancia será larga.

La gente ya se pregunta qué voy a hacer, si me quedo, si me voy, y algunos extraños se han interesado por el tema para ocupar mi puesto de trabajo; en fin que a todo el mundo le importa la vida de los demás por unos motivos o por otros.

Mientras tanto un cielo despejado y azul adorna los días y miles de estrellas nos acompañan cada noche, de momento, es todo lo que necesito para continuar; eso y una pizca de paciencia