Trébede

miércoles, agosto 29, 2007

CAMBIO

Ha sido un verano atípico, sobre todo en lo que al tiempo se refiere y yo lo he sentido así, como algo extraño, corto y diferente. No hay motivos especiales para decir esto pero la realidad es que así lo siento, me parece que todo ha pasado demasiado rápido y que no me he dado cuenta de nada o casi nada de lo que tenía alrededor. Pero bueno, es así, los días comienzan a acortarse y las tardes son mucho más frescas, es inevitable que los veraneantes vuelvan a sus vidas y los que vivimos aquí, en los pueblos, continuemos con nuestra tranquilidad de siempre.

Nunca me ha gustado el final del verano, siempre me costaba volver a las clases cuando era niña y ahora me cuesta adaptarme también. No es por la gente que llena las calles en estos meses de verano, es también por el sol y la luz de esta época que poco a poco nos deja. No viviría en un eterno verano porque me encantan los ocres y la luz de un atardecer de otoño y me chiflan la nieve y el calor del fuego en invierno, pero si que me cuesta adaptarme al cambio.

Esta noche he tenido un sueño, caminaba por un pasillo lleno de puertas y no dejaba de llover sobre mí, puede que hasta dormida piense en la lluvia y en la melancolía que me hace sentir. No estoy triste, no es eso, ahora disfrutaré de mis paseos y del silencio que me rodea y que cada vez me gusta más.

jueves, agosto 23, 2007

CIELO ESTRELLADO


Cada noche, al llegar a casa miro las estrellas, aquí nuestro cielo particular está plagado de ellas; hay noches en las que está despejado y al mirar durante un buen rato, parece que me pierdo dentro de ese abismo de luces y forma parte de ellas.

Ese efecto se produce solo en mi cabeza, pero a mi me reconforta tanto que no hago nada por dejar de engañarme, de soñar, simplemente disfruto de ese espectáculo gratuito, lo hago sola y en silencio como para hacer las paces con lo que me rodea.


Parece que voy madurando y que los pequeños placeres, esos en los que en otra época ni pensaba ahora me dan esa dosis de energía para seguir, me doy cuenta de que me ilusionan los detalles más insignificantes y que empiezo ese aprendizaje que pensé que nunca llegaría y que consiste en ser "feliz" a pequeñas dosis, ya no busco la felicidad absoluta ni plena, busco los momentos que repetidos y con buen hacer llenan mi pequeño firmamento de estrellas.

viernes, agosto 03, 2007

CAMINANDO


Esta tarde he vuelto a caminar por el paseo de antaño, he vuelto a visitar la arena que bajo mis huellas susurra canciones y me he reencontrado con las piedras, esas que junto al puente y a mi lado siguen hablando sin parar.


Hoy he visto los ojos de Elena sobre una nube azulada que se balanceaba sobre los campos ya sin trigo mientras la fuerza del sol va curtiendo mi piel. El río baja sin agua y algunas ranas siguen cantando a su orilla buscando refugio en el verdor de los juncos. Un cielo de azul infinito me invita a sonreír de nuevo, y lo hago; vuelvo la vista y llegan hasta mí las carcajadas divertidas de esas piedras que una y otra vez, de forma desordenada pronuncian los nombres de todos aquellos que me quieren para que no me olvide;suena como un murmullo pero nunca he escuchado mejor canción.


Cierro los ojos y al final del camino los árboles me dan la bienvenida con su sombra, al abrazo de sus ramas me siento tranquila y con la fuerza necesaria para continuar, esta vez por una calle asfaltada que de nuevo me devuelve a la realidad mientras sonrío y me despido hasta pronto de mis amigas las piedras.