HIPERMERCADOS NAVIDEÑOS
Esto parece un parte meteorológico, pero hoy tengo cuatro bajo cero en la calle y la calefacción parece que no puede hacer nada para que el termómetro suba a más de 19 grados. Pero bueno, estamos en diciembre y aquí las cosas son así.
Llega la navidad y como prometí ya tengo comprados los regalos, siempre útiles, a mi eso de comprar bobaditas inservibles me da mucha rabia. El pasado sábado hicimos las compras más importantes, los juguetes de nuestros sobrinos; la verdad es que para sacarme de quicio solo hace falta llevarme a un centro comercial y meterme en la zona de juguetes, me pongo mala.
Lo padres hablando con el vecino del quinto, porque a pesar de estar en una ciudad grande, a todos los padres se les ocurre ir al hiper mercado a soltar por allí a los niños en plan manada. Y los críos mientras tanto desguazando juguetes de las estanterías y dándote empujones mientras miran hacía ti y piensan: Oye tía, ni se te ocurra tocar este juguete. Vamos, que te dan ganas de pedir permiso y todo.
Me pregunto si a los padres de hoy en día, tan modernos y tan guays ellos, no se les pasa por la cabeza eso de aprovechar los días libres para llevar al niño al campo, ponerles el abrigo y enseñarles cómo es un acebo para que cuando crezcan no piensen que esas bolas rojas que hay en un arbusto no son cagaditas de pájaros.
Me sigo preguntando si no es más interesante llevar a un niño a una biblioteca y hacer que desde pequeño sienta el gusto por la lectura, porque cuando uno quiere darse cuenta han crecido demasiado y es tarde.
Pero claro, hacer todo eso no mola, lo mejor es llevar al niño al super, dejar que dé guerra a conciencia; volver a casa y enchufar la consola y que pierda la vista jugando a matar unos marcianitos a los que ni ve bien ni entiende de donde vienen ni a donde van porque el niño tiene 6 años. Pero claro, Alejandro, el niño del vecino tiene esa consola así que el nuestro también; y para colmo el vecinito viste de marca, así que nosotros no vamos a ser menos. Y con tanta tontería y tanta bobada nuestros niños se convierten en medio tontos que lo único que valoran es el "tanto tengo, tanto valgo" desde la guardería. Y llega la Navidad y nos importa poco que la abuela esté en la residencia, no hay tiempo para ir a ni a verla, pero eso sí, la visita al centro comercial que no falte.
Es posible que yo me convierta en esto que tanto critico, pero estoy segura de que mientras pueda me resistiré.