Trébede

martes, enero 22, 2008

SILENCIO


Hace tiempo, era una buena compañía para compartir silencios, tal y como se escribió. Ahora que el tiempo ha pasado comprendo día tras día que mis silencios van siendo cada vez menos. Recuerdo aquella época no muy lejana en que miraba y comprendía o por lo menos creía que lo estaba haciendo. Ahora me doy cuenta de que no sabía nada, de que nada era como yo lo veía, con mis ojos llenos de ingenuidad y a veces de tristeza. Con mis ganas de arreglarlo todo, con mi deseo callado de ser feliz y lograr la felicidad para la gente que amaba.

Ahora que la nieve sigue callendo al otro lado del cristal, que el frío sigue llamando con la misma intensidad al otro lado de la puerta, ahora que el calendario ha dado varias vueltas; ahora, puedo decir que poco queda ya de mí, se perdió una parte en el camino. Se nota el cambio en los hechos, en las risas, en las palabras, en la forma de escuchar y en el modo de pensar; todo ha cambiado, como ese cielo cargado de nubes que se van moviendo al antojo del viento.

Sigo escuchando, queriendo, susurrando palabras en mis silencios y mirando con miedo hacia todo aquello que me sorprende y me rodea. Sigo con las emociones a flor de piel, con las mismas ganas de querer y con los recuerdos intactos de todo y todos los que compartieron palabras y silencios. Escribo para que no se olvide y para no olvidarlo; y sí, mi mano se tiende a cada paso aunque no se vea, sigo aquí igual que entonces, como el susurro callado que llega a lo lejos.

lunes, enero 14, 2008

SIN PARAR

La entrada en este nuevo año ha sido un no parar, llevamos quince días y parecen quince semanas. Supongo que el ritmo bajará con los días porque parezco una moto, estoy con la cabeza pensando en una cosa y haciendo otra así que no oigo a los que están conmigo porque ando en las musarañas.

Entramos en el año con Conchín, pasó parte de las navidades con nosotros y para mí fue el mejor de los regalos, no queremos un montón y es una de esas primas especiales con las que te llevas genial a pesar de la distancia y de los años. Es verdad que pasamos la infancia y la adolescencia compartiendo todos los veranos y eso siempre queda.Ella siempre me dice que si fuese un chico estaría enamorada de mí y yo me parto de risa, lo mejor es que toda la familia pasamos unos buenos días juntos.

Pasamos el fin de semana de los reyes en Galicia y como siempre volvimos a casa contentos pero mucho más cansados porque no paramos de ir de un sitio a otro, de ver a la familia y de hacer todo eso que en navidad es tan típico.

Llegó la calma con el comienzo de semana pero el viernes ya teníamos cumpleaños en casa, el de mi madre, ella se encargó de hacer un montón de postres con lo que la dieta de entrada de año se fue...y yo creo que bastante lejos. Hay que enmendarse y volver a la carga, o por lo menos intentarlo. El sábado día de rebajas y el domingo día tranquilo de cine y comida tranquila para recuperar un poco el aliento.

Esta semana tengo que ir a León a una reunión, me encantan porque veo a gente nuevo y aprendo cosas que me vienen bien para el trabajo, pero odio madrugar, aunque ya estoy concienciada.
Espero la llegada del próximo viernes para que venga algún amigo y hagamos algo especial, pero eso si, sin cansarnos mucho...