Trébede

jueves, mayo 13, 2010

CALLE SOLEDAD


Vivir en un barrio alejado o en la ultima casa de la calle, como es mi caso, tiene sus ventajas. Nadie te quita el aparcamiento y como esto es un pueblo, vives en contacto con el campo porque lo tienes a pocos metros de casa. Mis vecinos de al lado son bastante jóvenes y con tres hijos, así que la zona de mi casa en un no parar de coches y alboroto casi a diario, lo cual se agradece.


Ayer me he dado cuenta de que en mi barrio vive mucha gente mayor. Casi todos pasan de los setenta años y son viudos o solteros y viven solos.


Ya se que esto parece una estadística pero es la verdad, por lo menos hay ocho personas en esta situación. A veces pasan varias semanas sin que vea a ninguno de ello; es mas, pueden pasar mil cosas en sus casas sin que el resto de vecinos nos demos cuenta.


La soledad bien llevada o elegida puede ser un regalo, pero a cierta edad, la soledad me da muchisima pena. Ya se que es posible que ellos estén a gusto y no se sientan mal. Pero la verdad es que cuando vuelvo a casa y atravieso su calle, no puedo dejar de pensar en el silencio que me llega, en todas las persianas bajas y en la ausencia de coches a su puerta. Solo queda la luz de las farolas, el asfalto frío y una ráfaga de viento cargada de soledad que parece atraversarlo todo...