Trébede

martes, diciembre 05, 2006

LA CASTAÑERA

Hace un par de días paseaba por la calle Mayor de Palencia y me llenaba de un olor especial, algo muy cercano que año tras año se repite por estas fechas, es el olor a castañas asadas.

Cada invierno, se instala una castañera cerca de los soportales que recorren La Calle Mayor, el centro dondo todo ocurre en esta pequeña ciudad. Creo que si miro hacia atrás e intento recordar, siempre ha habido una castañera en esa calle. El olor es intenso y suave, me recuerda a los años en los que de niña mi madre nos asaba castañas en la cocina bilbaina y mi hermano y yo nos entreniamos viendo como se abrían y poco a poco se asaban sobre la cocina, roja por el calor del carbón.
En mi memoria guardo la imagen de una castañera casi anciana, vestida de negro y un poco encorvada. Ahora la realidad es bien distinta, la chica que está dentro de la pequeña caseta de madera es joven y moderna, con su pelo anaranjado y su sonrisa llena de desparpajo. Pero el olor que lo inunda todo es el mismo que el de entonces, es el olor a frío, a nieve y a calor de hogar en mitad de la calle.

Es así como me siento cada vez que se cruza en mi camino la castañera de la calle Mayor y cuando estoy cerca sintiendo el calor del hornillo, escucho como me dice "¿Qué te pongo? ya sabes un euro, seis y uno cincuenta, la docena" y lo hace con ese rintintin y esa gracia que da el saber que a muchos nos llena de recuerdos esa parada obligada en cada paseo de invierno.