Trébede

martes, febrero 06, 2007

FIESTA


Este fin de semana estábamos de cumpleaños, se celebró el de uno de mis amigos y sin pensarlo mucho fuimos a hacerle una visita al Burgo de Osma.

Yo conocía el pueblo de otra visita que hice, tenía muy buenos recuerdos y la verdad es que me lo pasé genial allí. La gente muy simpática, el pueblo precioso con una catedral fantástica, casi todas las calles peatonales con casas típicas de castilla, llenas de ladrillo rústico y balconadas de madera y un bonito paseo rodeando la muralla. A todo esto le añadimos la compañía de un grupo de amigos, la cena en la que no faltaron mil anécdotas, risas y mucho jolgorio; unas copas después de cenar y una cama abrigada y confortable que Valen y yo compartimos y nos supo a gloria.

El domingo amanecimos con un día precioso lleno de luz que nos regaló un paseo por todo el pueblo, unos vinitos en los bares más típicos y una comida regada de buena conversación. Para despedirnos tomamos un café en uno de los edificios históricos ahora acondicionado como un buen hotel y sin darnos cuenta volvimos a la rutina y a la vida diaria. Sin duda repetiremos y espero que la gente se anime porque el lugar merece la pena y sus gentes también.