Trébede

jueves, marzo 27, 2008

CUESTION DE SUERTE

Las cosas que me pasan muchas veces son un poco de chiste, esta última parece sacada de una de esas películas absurdas que tanto nos hacen reir pero que no tienen fundamento ninguno.

La historia empieza hace varios días, era jueves y hacía un frío horroroso; el día fue empeorando y al final llegó la noche y empezó a caer nieve. Pensamos que la cosa se pasaría pronto pero no fue así y a las once de la noche salí de casa de Valen para coger el coche y marcharme a mi casa.
Estaba aparcado pegando a una pared, pero tampoco era plan de poner pegas con el frío y la nieve que caía. Quité como pude toda la nieve congelada en el cristal y entré en el coche lo más rápido que pude.
En el corto camino que separa su casa de la mía no me encontré a nadie y no me extraña. Una vez en casa dejé mi abrigo, el bolso y coloqué las llaves en su sitio. Cuando iba a subir las escaleras me dí cuenta de que había dejado un rastro oscuro por todo el suelo del pasillo; pensé que era barro, ya que en la zona donde Valen deja el coche está la calle sin asfaltar.

Justo antes de subir el primer peldaño, me vino la inspiración de acercarme hasta la cocina y quitarme el zapato para estar mas segura. Menos mal que lo hice, porque la caca de perro que había pisado era de tamaño XXL. La arcadas que dí mientras limpiaba el zapato aún me revuelven el estómago; tenía las luces de media casa encendidas, la ventana de la cocina abierta y una bolsa de basura llena de porquerías que iba quitando con paciencia y nauseas...todo junto.
Al final acabé con mi misión imposible y dejé los zapatos limpios, pasé la fregona al suelo y me dispuse a tirar toda la guarrería. El frío era horroroso y salí de una carrera hasta el contenedor que hay frente a mi casa, todo para no dejar rastro de mis peripecias.
Como soy una chica con "suerte" y nunca mejor dicho, me decidí cuando me quedaban unos pasos para llegar al contenedor a probar suerte con el lanzamiento de bolsa de basura, con tanta puntería que la bolsa fue a parar al suelo.
Resignada me acerqué hasta la zona donde había caído la bolsa y la tiré al contenedor...pero tonta de mí, la aventura no había terminado ya que de vuelta a casa y antes de entrar miré de nuevo mi zapato y vi que justo al lado del contenedor había otra "mierdecilla" que yo había pisado, en este caso supongo que de gato. El cabreo ya era más que evidente, así que maldije en varios idiomas y repetí la operación, pero esta vez salía de todo por mi boca.

Se supone que esta hazaña me iba a traer un montón de buena suerte, no sé si será así, pero si que es verdad que al día siguiente un señor me dio un golpe con su coche y no paso nada de nada, todo se quedó en un susto; así que yo sigo pensando que quién no se consuela es porque no quiere. Eso sí, a partir de ahora aunque la nieve cubra el suelo yo no dejaré de mirar y tener cuidado con lo que me encuentro...

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Madre mía, ya es mala suerte. Lo siento, pero me he reído. Si es verdad eso de que trae buena suerte... yo quiero que compremos un billete de lotería a medias, seguro que nos toca, ajajaj.
Un abrazo

1:10 p. m.  
Blogger Elena Casero said...

Me he reído, no lo he podido evitar, al imaginarme tu cara y el ir y venir con la mierdecilla.

Espero que eso te traiga mucha mierda, digo, suerte.

Un beso

9:14 p. m.  
Blogger Desesperada said...

joder qué mala suerte, tía!

1:45 p. m.  
Blogger Almatina said...

jolín
jejejejejejejeje

mmmmmm

no te envidio

aunque digan que da suerte

jjj

lo siento

jajajajajajajajajajajajajaja

no pude evitarlo.

Si te sirve de consuelo no sólo te pasa a tí.

5:57 p. m.  

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