SILENCIO

Hace tiempo, era una buena compañía para compartir silencios, tal y como se escribió. Ahora que el tiempo ha pasado comprendo día tras día que mis silencios van siendo cada vez menos. Recuerdo aquella época no muy lejana en que miraba y comprendía o por lo menos creía que lo estaba haciendo. Ahora me doy cuenta de que no sabía nada, de que nada era como yo lo veía, con mis ojos llenos de ingenuidad y a veces de tristeza. Con mis ganas de arreglarlo todo, con mi deseo callado de ser feliz y lograr la felicidad para la gente que amaba.
Ahora que la nieve sigue callendo al otro lado del cristal, que el frío sigue llamando con la misma intensidad al otro lado de la puerta, ahora que el calendario ha dado varias vueltas; ahora, puedo decir que poco queda ya de mí, se perdió una parte en el camino. Se nota el cambio en los hechos, en las risas, en las palabras, en la forma de escuchar y en el modo de pensar; todo ha cambiado, como ese cielo cargado de nubes que se van moviendo al antojo del viento.
Sigo escuchando, queriendo, susurrando palabras en mis silencios y mirando con miedo hacia todo aquello que me sorprende y me rodea. Sigo con las emociones a flor de piel, con las mismas ganas de querer y con los recuerdos intactos de todo y todos los que compartieron palabras y silencios. Escribo para que no se olvide y para no olvidarlo; y sí, mi mano se tiende a cada paso aunque no se vea, sigo aquí igual que entonces, como el susurro callado que llega a lo lejos.
Ahora que la nieve sigue callendo al otro lado del cristal, que el frío sigue llamando con la misma intensidad al otro lado de la puerta, ahora que el calendario ha dado varias vueltas; ahora, puedo decir que poco queda ya de mí, se perdió una parte en el camino. Se nota el cambio en los hechos, en las risas, en las palabras, en la forma de escuchar y en el modo de pensar; todo ha cambiado, como ese cielo cargado de nubes que se van moviendo al antojo del viento.
Sigo escuchando, queriendo, susurrando palabras en mis silencios y mirando con miedo hacia todo aquello que me sorprende y me rodea. Sigo con las emociones a flor de piel, con las mismas ganas de querer y con los recuerdos intactos de todo y todos los que compartieron palabras y silencios. Escribo para que no se olvide y para no olvidarlo; y sí, mi mano se tiende a cada paso aunque no se vea, sigo aquí igual que entonces, como el susurro callado que llega a lo lejos.